Una anomalía tan descabellada como dañina pero presente en los juzgados españoles en contra de las madres es el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP) al que expertas y expertos en violencia de género como Lorente, Aguilar, Escudero, Polo Hernanz o Vitutia califican como patraña pseudocientífica. El supuesto síndrome básicamente consiste- según su inventor, el psiquiatra estadounidense Gardner- en que un progenitor- la madre en más del 90 por ciento de los casos- aliena al hijo contra el padre en el contexto de la disputa por la custodia, alegando en la mayoría de casos falsas acusaciones de agresión sexual hacia hijos e hijas por parte del progenitor varón. Para remediar el SAP, Gardner propone que judicialmente se transfiera la custodia del menor al progenitor rechazado, el padre, interrumpiendo la comunicación con la madre, quien debería ser tratada por un experto en SAP mientras se “desprograma” al menor.
El SAP ha sido rechazado como entidad clínica por las dos instituciones más reconocidas en el mundo en términos de salud y trastornos mentales: la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana de Psicología. No aparece en las listas de trastornos patológicos de ningún manual, ni en el CIE-10(OMS) ni en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría; ninguna revista científica aceptó nunca la teoría de Gardner, que tuvo que publicarla en una editorial de su propiedad. De hecho, el SAP no ha sido reconocido por ninguna asociación profesional ni científica. Según una declaración de 1996 de la Asociación Americana de Psicología no existe evidencia científica que avale el SAP. Esta asociación incluso critica el mal uso que de dicho término se hace en los casos de violencia de género. En su informe “La violencia y la familia”, afirma:
“Términos tales como alienación parental pueden ser usados para culpar a las mujeres de los miedos o angustias razonables de los niños hacia su padre violento”. Tampoco Estados Unidos aceptó en el ámbito judicial el SAP. La guía de evaluación para jueces de los casos de custodia infantil en contextos de violencia de género, editada por el Consejo Nacional de Juzgados Juveniles y de Familia, advierte en su edición de 2006 sobre el descrédito científico de dicho síndrome.
Es obvio que el SAP es misoginia y no ciencia puesto que no es diagnosticado nunca fuera de un litigio por custodia. Su argumentación tiene como primer objetivo pragmático la aceptación de sus ideas en los tribunales y no un tratamiento médico. En realidad, es un intento de dar un barniz científico a lo que es lucha de poder por la custodia de un hijo o hija y en la mayoría de los casos, a la lucha de poder de los maltratadores para continuar dañando a sus parejas.
España es uno de los pocos países del mundo que acepta el SAP en los juzgados con el único aval de la ideología de los equipos psicosociales y de los jueces y juezas que lo recogen en las sentencias en contra de las madres. Ante las críticas hacia el uso de esta figura, en los últimos años, el SAP continúa apareciendo en las sentencias aunque ya se utiliza cada vez menos el nombre, permaneciendo sin embargo su significado. Así podemos leer sentencias como las siguientes: “Resulta más conveniente para el interés de los menores mantener la guarda paterna, señalando el propio informa que la custodia de la madre podría ser peligrosa y con riesgo de alienación parental. No se concede la custodia compartida aunque exista un informa de la psicóloga favorable, puesto que tanto el Ministerio Fiscal como el padre se oponen a este régimen” (AP Alicante Sec 4ª, 13-5-2010). “Procede el cambio de guarda a favor del padre por el gran perjuicio que ocasiona a la hija la custodia materna hasta el punto de estar al inicio de un síndrome de alienación parental o injustificado rechazo a la figura del padre. La actitud perjudicial demostrada por la madre respecto a la hija y el grave riesgo de pérdida de la relación con su padre hace improcedente fijar un sistema de visitas para la madre” (AP Madrid. Sec. 24, 23-4-2009).
(Nuria Varela. Íbamos a ser reinas. Ediciones B. Barcelona. 20017)